


El plato estrella siguen siendo las codornices, cocinadas de diferentes maneras a lo largo de estos años. La primera vez que se juntaron a comer un 31 de diciembre, fue el de 1985, cuando la mayoría tenía 15 años, y según cuentan ellos fueron codornices «porque era lo más económico que encontramos», sin embargo esta ave se instauró en el menú, que se compone de otros muchos ingredientes. Además, lo que empezó siendo una comida, se ha convertido después en compartir casi un día entero alrededor de la gastronomía, puesto que aunque la parte principal es la comida, muchos participan primero en el almuerzo.
Este año, para abrir boca a media mañana, se han despachado con huevos revueltos y sardinas y al mediodía no han podido faltar las codornices, hechas a la plancha esta vez, y unas gachas con tocino, chorizo y guindillas. Y todo ello, regado con los vinos de Campo de Criptana, entre ellos, los de Bodegas Símbolo. De postre, bambas de crema y nata.
Entre el almuerzo y la comida, el campeonato de caliche, cuyo ganador «tiene una noche de hotel pagada con la Codorniz del año 2015», ya que este día se otorgan premios simbólicos a las chicas del pueblo «más guapas». Entre las propuestas que hacen todos los participantes, se elige a la «Codorniz del año».





































































