


Los cuatro Grupos Municipales del Consistorio alcazareño han aprobado por unanimidad los nombramientos como Hijo Predilecto a Julio Maroto García, y como Hijo Adoptivo a José Candel Yelo, por no haber nacido en la localidad. Todos ellos se han deshecho en elogios hacia ambas figuras de las que han destacado la gran labor educativa y formativa llevada a cabo en Alcázar de San Juan.
Ambos fueron los fundadores junto a Eugenio Molina de la Academia Cervantes de Alcázar de San Juan, un Centro Educativo que rompió con la Enseñanza Privada de la época constituyéndose en la única iniciativa pública de enseñanza que cumplía con la labor del Estado. Además, esta Academia daba la posibilidad de estudiar a todos aquellos que económicamente no se lo podían permitir ya que tanto Maroto como Candel destacaron toda su vida por anteponer el interés de la Enseñanza y el aprendizaje de sus alumnos al de las retribuciones económicas que percibían.
Para Mariano Cuartero, concejal de Cultura, “se trata de un merecido homenaje a quien enseñó a romper los límites de la Escuela”. En su opinión, este tipo de reconocimientos hacen que “el Ayuntamiento de Alcázar de San Juan se vea mejor representado”.
Las familias de ambos han estado presentes en la celebración del Pleno de este martes.
Julio Maroto García
Según Cuartero, “a nadie se le nombra Hijo Predilecto de su ciudad por hacer su labor, sino que este es un ejemplo del reconocimiento del que es merecedor”.
Nacido en Alcázar de San Juan el 28 de septiembre de 1913, cursó sus estudios de Bachillerato en el, entonces llamado, Colegio de los Frailes Trinitarios de la localidad. En 1933, se desplazó hasta Madrid para cursar sus estudios como Maestro mientras cumplía el servicio militar.
Al acabar la Guerra Civil, fue recluido en un campo de concentración de Rota, siendo liberado poco después para incorporarse de nuevo como Maestro al Colegio Trinitario, al haber sido reclamado por los frailes dadas sus dotes como excelente formador.
Maroto dirigió la talla de la figura de Jesús de Nazaret que actualmente se encuentra en la Iglesia de la Santísima Trinidad de la localidad.
Tras obtener una plaza como Maestro Nacional en 1941, fue destinado a la pedanía de Alameda de Cervera, donde permaneció durante dieciocho años en pleno contacto con la naturaleza, lo que le convirtió en ecologista por razones y convicción.
También ejerció como Practicante en Medicina y Delineante, profesiones y conocimientos que ejerció, dada la precariedad de medios con que contaba Cervera, siempre compaginándolo con la docencia. Tan polifacética actividad le permitió recibir numerosos premios y galardones, destacando entre ellos la Cruz de Alfonso X el Sabio.
Falleció a los noventa y tres años, el 22 de enero de 2007. La frase ‘Maestro de Escuela’ marca el epitafio de su tumba.
José Candel Yelo
Tal y como Melchor ha manifestado, Candel carece de una calle con su nombre en la localidad, por lo que cuando se realice el acto formal del nombramiento como Hijo Adoptivo, ha anunciado que la calle que discurre desde el final de la Avenida de los Institutos hacia el edificio de Urgencias, será bautizada como Calle José Candel Yelo.
Candel, del que ha dicho que “estaría orgulloso de ver su nombre junto a un Colegio, el Gloria Fuertes, de Alcázar de San Juan que desarrolla un modelo educativo de ilusión”.
De Candel, Cuartero ha manifestado, que “uno es de donde pace, no de donde nace”, ya que aunque residió durante muchos años en Alcázar de San Juan, no es natural de la localidad. Durante la Guerra Civil, siendo Maestro enseñó a leer y a escribir a las tropas del frente. Fue encarcelado en 1942 tras lo cual, fue desterrado a otra Comunidad Autónoma.
En su vuelta a Alcázar de San Juan, implantó junto a Maroto una Educación diferente a la que se había impartido hasta ese momento. “Veinticinco años después de su fallecimiento, es merecedor de este reconocimiento”, ha destacado Rosa Melchor, alcaldesa y Secretaria General del Ayuntamiento en el municipio.
Diego Ortega, portavoz del Grupo Municipal Popular ha destacado la figura de Candel del cual ha dicho que es un “reflejo de generaciones de alcazareños que buscaron el diálogo y la concordia en los tiempos que les tocó vivir para buscar y avanzar en el modelo de ciudad abierta que es ahora Alcázar de San Juan”.








































































