La cresta de la ola ya ha pasado, pero aún siguen quedando pequeñas puntas en la curva que esta pandemia del coronavirus ha causado en la sociedad. La Mancha no se ha librado de la tormenta, y su corazón, Alcázar de San Juan, ha sufrido las fatales consecuencias del coronavirus con los múltiples fallecimientos con los que ha contado en las últimas semanas.
Funeraria Ortega, la funeraria que presta servicio en Alcázar de San Juan, aún no ha parado de trabajar desde que la enfermedad comenzase a cobrarse sus primeras víctimas en la ciudad. “Ha sido una situación extraordinaria que vamos sobrellevando como podemos. Hemos prestado servicios a todos los fallecidos que ha habido dentro de las posibilidades que hemos tenido, tan sólo con las limitaciones de los velatorios, pero por supuesto intentando que la calidad no decayese en ningún instante y, además, no hemos tenido que pedir ayuda a nadie”, asegura a manchainformacion.com Jesús Ortega, una de las cabezas visibles de la funeraria.
Explica que han tenido que prestar ayuda a otras Comunidades Autónomas como Madrid para incinerar a personas fallecidas: “No daban abasto en la capital y hemos tenido que prestar servicio desde aquí”, relata. Ortega se siente orgulloso de la plantilla de diez trabajadores con los que cuenta: “Han dado la cara en todo momento. No ha habido que ampliar plantilla. A base de maratonianas jornadas de trabajo de incluso 22 horas hemos conseguido salir adelante”.
“Lo hemos hecho lo más digno que hemos podido. Da mucha tristeza, porque a las familias no le puedes ofrecer todo lo que te piden debido a los estrictos protocolos a los que estamos sujetos desde Sanidad por esta pandemia, pero hacemos lo que podemos”. Sobre una posible apertura en próximas fechas de velatorios, Ortega asegura que “de momento a nosotros no nos han confirmado nada desde Sanidad. No sabemos si abrirán con aforos limitados o no próximamente”.
“Nosotros sabemos que en España en los velatorios estamos acostumbrados a los besos y a los abrazos, y por tanto creo que han sido justas las medidas, porque los velatorios podían ser un foco muy importante de contagio. Aunque duela, había que hacerlo. Nos queda la esperanza de que, cuando todo esto haya pasado, cada fallecido tenga su merecido funeral”, concluye Ortega.










































































