Cualquiera que piense en un medicamento probablemente le venga a la cabeza una caja de pastillas de toda la vida. Sin pararse a pensar en la cantidad de formas farmacéuticas, también llamadas formas galénicas, que existen. Una adecuada para cada caso.
Si las tuviéramos que definir, son las diferentes disposiciones que de manera individualizada presentan unas sustancias activas y excipientes para constituir un medicamento. Traducido: es el medio de transporte de las medicinas.
Para poderlas clasificar nos vamos a guiar por la consistencia. Es decir, sólidas, semisólidas, líquidas y gaseosas.
Dentro de las sólidas no solamente hay comprimidos o cápsulas. Existen también papelillos, granulados, y formas farmacéuticas tipo supositorios u óvulos, y tipo parches e implantes.
Los papelillos están en desuso, pero se utilizan para preparar fórmulas magistrales donde la cantidad de polvo no cabe en una cápsula o comprimido, son sobres de papel elaborados mediante pliegues.
Granulados son todas las presentaciones que conocemos como sobres para disolver. Bastante comunes. Otra formas en desuso, pero no por ello menos eficaces son los supositorios y los óvulos. A nivel rectal la absorción es muy rápida, pero es cierto que resulta más incómodo que formas orales. Y los óvulos siguen siendo muy necesarios para determinadas patologías intimas y poder actuar correctamente a nivel local.
Los parches contienen el medicamento en un sustrato que va liberando poco a poco a través de la piel. Deben cambiarse de sitio y cambiarse de manera general cada 24 o 72 h según el tipo.
Comprimidos y cápsulas son los más abundantes en cuanto a uso y a desarrollo tecnológico. Por ello se emplean cada vez más formas farmacéuticas de liberación retardada, disminuyendo el número de tomas y facilitando la adherencia terapéutica. Es decir que el paciente no abandone el tratamiento. Están elaboradas por capas y mezclados con excipientes que captan agua, que son capaces de flotar en medio gástrico, con un agujero, etc. Para que la entrega de medicina sea lenta pero continua.
Hay que mencionar que estas formas farmacéuticas no se pueden partir, ni machacar porque perderían sus propiedades. Están diseñadas para ir liberando medicación poco a poco o mantenerse íntegros hasta llegar a un determinado lugar de acción.
Semisólidas: todo el mundo ha utilizado en alguna ocasión cremas, pomadas y emulsiones. Los diferenciamos, a grandes rasgos: emulsiones textura más ligera. Crema un poco más espesa, más untuosa y la pomada tiene una textura mas grasa. Se utiliza una u otra en función de la patología y necesidades de la lesión.
Formas farmacéuticas líquidas:
• Inyectables, colirios, ambos estériles y apirógenos.
• Jarabes: se usan de manera general para actuar a nivel orofaríngeo o digestivo y de manera particular por los niños puesto que permite una deglución garantizada y una dosificación exacta acorde al peso.
• Sprays: Cuando queremos evitar tocar el producto y necesitamos una aplicación de una zona amplia del cuerpo.
Formas farmacéuticas gaseosas. Ojo que no todas las formas inhaladas contienen gas. Hay inhaladores en los que el medicamento se introduce en organismo por la corriente generada al inspirar fuertemente. En el caso de los que tienen gas, decir que este, no es mas que el vehículo para entrar en el organismo.
Es un pequeño resumen que concentra las formas farmacéuticas más habituales. Para cualquier aclaración no dude en ponerse en contacto con su farmacéutico de confianza.
Javier Quintanar Cenjór
Farmacéutico en Pedro Muñoz
Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ciudad Real