Unos años más tarde de nuevo al prioste se le ocurrió la idea de formar la cuadrilla de anderas de nuestra Virgen de la Soledad, una vez más no había duda que su capataz sería Fructu.
Cuadrilla formada por 46 anderas que según antiguos diarios como “Bisagra” sería la primera cuadrilla de mujeres en toda Castilla-La Mancha.
Cuarenta mujeres ilusionadas que portaban a su madre con fe, elegancia y amor hacia María.
Muchos momentos fueron vividos entre ellas: risas, emociones, sueños pero entre ellas siempre estaba ÉL. Ese gran hombre que dio su vida por su cofradía y por su cuadrilla que más tarde pasaría a ser de costaleras, siempre guiándolas en la delantera.
Fructuoso, gran hombre que aguantaba a sus niñas que muchas veces juegan con él y alguna broma le hacían, pero a él no le importaba, siempre callaba, solo se dejaba guiar por su madre Virgen de la Soledad.
Ahora que nos has dejado solo nos queda el recuerdo y el cariño hacia ti, por eso nosotras esas 46 mujeres queremos agradecértelo porque desde donde estés, sé que estarás orgulloso de nosotras. GRACIAS por tu labor, tu cariño y tu enseñanza.
GRACIAS POR ENSEÑARNOS A LLEVAR A NUESTRA MADRE VIRGEN DE LA SOLEDAD.