


Unas horas antes, los aledaños de la iglesia de Santa María se llenaron de mascotas durante la tradicional bendición de animales y panecillos.
Como cada año Daimiel celebró la festividad en torno al patrón de los animales, San Antón. Una tradición recuperada y organizada por la Peña Equina ‘Rocinante’ y que en esta ocasión reunió a numeroso público tanto en la hoguera como en la bendición de animales. El prendido de la hoguera de este año corrió a cargo del Mayoral 2018, Aquilino Escuderos, acompañado por el alcalde de Daimiel, Leopoldo Sierra, quien agradeció a la peña su trabajo por mantener este tipo de tradiciones “alrededor de las que se unen los vecinos para compartir buenos momentos, además de poder quemar en el fuego todo lo malo y así comenzar el año con buenas perspectivas”.
Por su parte, el nuevo mayoral aseguró que estaba “muy contento” de recibir este reconocimiento por parte de sus compañeros y como premio a casi toda una vida dedicada al mundo del caballo. Escuderos recordó que esa pasión por los animales comenzó cuando sólo tenía 9 años, edad a la que ya montaba a caballo. Cariño y dedicación a este animal, que aún mantiene con su podenco Tango, y que ha supuesto para él un revulsivo en los peores momentos de su vida.
Temperaturas menos extremas las de la noche del sábado, entre los 6 y 7º, que animaron a más gente a participar de esta tradición y “ahorrar a la vez un poquito de calefacción”, según comentaron algunos daimieleños en tono jocoso. “Arde muy bien y además te resplandece la cara con mucho calor”, fueron algunos de los comentarios de los que poco a poco ampliaban el círculo que rodearon esta hoguera.
La noche concluía con el tradicional sorteo de una rifa de productos derivados del cerdo, gracias a ‘Carnicería Juanma’. El número agraciado fue el 0424, y al igual que en años anteriores, en lugar de regalar el animal vivo, el ganador se llevó el lote de productos ya preparado. Pero no fueron las únicas viandas de la noche, ya que cuando el fuego quedó en ascuas varios aprovecharon para asar patatas, sardinas o algún choricillo, además de los pitos y limoná con los que la peña obsequió a los allí reunidos.
Horas antes, en las inmediaciones de la iglesia de Santa María, la estampa fue muy distinta. Casi un centenar de mascotas y sus dueños se dispusieron a dar las tres vueltas a la parroquia y cumplir con la tradicional bendición de animales y panecillos. Como cada año, el párroco de Santa María, Valentín Sánchez Rojas, fue el encargado de celebrar una pequeña oración así como de bendecir a los allí presentes. Sánchez Rojas recordó que San Antonio Abad vivió más de 100 años en el desierto, “donde no le fue nada mal, en parte, gracias al sustento que le ofrecían los animales”. En este sentido, recalcó la importancia que estos tienen hoy en día como “grandes compañeros para aquellos que se encuentran solos”.
Asimismo, Domingo Torres, presidente de la peña equina se mostraba “muy contento” con la participación en esta edición, agradeciendo la colaboración de las empresas y los socios-colaboradores de la peña que dirige desde hace tres años “y que día a día suma a más amantes del mundo equino en particular y del animal en general”.
La convocatoria estuvo secundada por el concejal de Agricultura, Ricardo Sáez, quien aseguró no perderse esta cita, debido a su relación con los animales desde su niñez. Por otro lado, recordó la responsabilidad y obligaciones que supone tener una mascota, “velando tanto por el bienestar del animal, así como por no ocasionar molestias a los demás, sobre todo en el tema de la limpieza de excrementos en la vía pública”, aseguró Sáez.
Durante esas tres vueltas, se pudieron ver curiosas estampas. Más de 80 animales diferentes, en su mayoría perros de distintas razas y variados tamaños; además de unos quince podencos entre mulas y caballos. Algunos destacados como Navaltocón, un pura raza español que ha participado en diferentes concursos como el Salón Internacional del Caballo Pura Raza Española (SICAB) “con muy buenos resultados”, como destacó su dueño Fernando, quien cría y doma en su cuadra a más de 70 especies.
Entre otros animales curiosos, destacó la presencia de dos cabras, así como la de varios agapornis, tortugas o incluso algún gato. La cita concluía con la entrega de panecillos o caridades, también bendecidos en esta fiesta, y que son el símbolo de la caridad cristiana hacia los más desfavorecidos. “Y es que esta celebración comenzó en el siglo XV a raíz de la donación de un cerdo para alimento de los más pobres”, como también recordó el párroco de Santa María y que Daimiel continúa celebrando alrededor de cada 17 de enero.