El talento no entiende de fronteras, y Diego Adrián Vidican lo sabe bien. El joven delantero de Alcázar de San Juan, nacido el 13 de abril de 2009, ha dado un salto de gigante en su carrera al fichar por el Real Betis Balompié. Con apenas 15 años (cumple los 16 en apenas un mes), este prometedor atacante formado en la Escuela de Fútbol de Alcázar se prepara para afrontar uno de los mayores desafíos de su corta pero brillante trayectoria.
Un sueño que se hace realidad
Desde sus primeros toques en el Colegio Juan de Austria hasta su reciente salida del Instituto Miguel de Cervantes, Adrián ha recorrido un camino de esfuerzo y sacrificio. Su fichaje por el Betis significa un cambio de vida total: dejar su hogar y su ciudad para trasladarse a Sevilla, donde ya se ha instalado en la residencia del club y entrena con el equipo cadete de División de Honor.
«Estamos muy felices, pero también con sentimientos encontrados», confiesan sus padres, Dorel y Mirela Vidican. «Es nuestro hijo mayor y ya se nos va de casa, pero sabemos que esto es lo que él quiere y lo que le hace feliz».
Adrián Vidican, una cantera de talento
La Escuela de Fútbol de Alcázar se ha convertido en un referente en la formación de jóvenes futbolistas. No es casualidad que Adrián haya salido de sus filas, ya que la entidad está constantemente nutriendo de talento a otros clubes de Castilla-La Mancha y del resto del país. En los últimos años, ojeadores de equipos como Valencia, Barcelona, Real Madrid o el propio Betis han seguido de cerca el trabajo de sus equipos de categorías inferiores. Además, la Escuela mantiene desde hace tres temporadas un acuerdo de filialidad con el Sporting de Alcázar, lo que permite dar continuidad a la progresión de los jugadores en un entorno competitivo y con gran visibilidad para los cazatalentos.
Agradecimiento de Adrián Vidican a sus raíces
Adrián no olvida de dónde viene. Sus padres y él mismo han querido agradecer a todas las personas que han sido clave en su formación tanto en las distintas categorías de la Escuela de Fútbol, como en el propio colegio. En especial, menciona a Pablo Villajos, quien lo acompañó en distintas etapas dentro de la Escuela de Fútbol de Alcázar: «Pablo ha creído mucho en él, sabía que lo iba a conseguir», comenta su madre con emoción. También recuerda con cariño a Antonio Avilés, su segundo entrenador en esta última temporada como cadete, y a Ángel García Cosín, seleccionador sub-16 de Castilla-La Mancha, que le ha dado la oportunidad de representar a su región.
Una promesa con mentalidad de hierro
Adrián juega como delantero y extremo, destacando por su velocidad, potencia y definición con la pierna derecha. Con su 1,80 m de estatura, es un atacante que impone presencia en el área. Sin embargo, su camino no ha estado exento de dificultades: hace dos temporadas sufrió una lesión en el quinto metatarsiano que lo alejó del terreno de juego durante casi medio año. «Esa experiencia le hizo madurar rápido, se volvió más serio y comprometido«, aseguran sus padres.
Ahora, su entrenador en el Betis, Antonio Benítez, será el encargado de guiarlo en esta nueva etapa. De momento, Adrián ya ha viajado con el equipo a Córdoba, aunque aún no ha podido debutar por cuestiones burocráticas (su equipo ganó 0-1). Este fin de semana podría estrenarse en la Ciudad Deportiva Rafael Gordillo, donde el conjunto verdiblanco recibirá al Málaga (Sábado 8 de marzo a las 12:00 horas).
Un apellido con ADN futbolístico
El talento corre por la sangre de los Vidican. Adrián no es el único de la familia en el fútbol de élite: su hermano pequeño fichó en julio de 2023 por el Real Madrid y sigue jugando en la categoría infantil del club blanco. «Su hermano dice que se lo merece, ha trabajado mucho por ello», comenta su madre con orgullo.
Mientras Adrián se adapta a su nueva vida en Sevilla, su familia sigue su evolución con la confianza de que está en el camino correcto. «Es un sacrificio grande, pero lo que queremos es que sea feliz», concluyen sus padres.
Desde hace unos días, Adrián Vidican es un bético más. Y quién sabe si dentro de unos años, el Benito Villamarín coreará su nombre como el de una de las grandes estrellas del club. El sueño ya ha comenzado.