Fervor, devoción, silencio y respeto se dieron cita el Martes Santo en las calles de Alcázar en la procesión del Cristo de la Buena Muerte.
La noche del Martes Santo recorrió las calles de la localidad la estación de penitencia del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, organizada por la Real, Ilustre, Antigua y Franciscana Hermandad Sacramental del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Concepción y Santa Vera Cruz.
La procesión está compuesta por dos pasos, El Niño de la Santa Vera Cruz que desfiló en primer lugar seguido por el paso del Cristo de la Buena Muerte, acompañado por María Santísima de la Concepción, talla esta última que data del siglo XVII.
Como es tradicional la estación desfiló con un profundo y respetuoso silencio, que solo se rompió por el sonido de los pasos de los costaleros, el redoble de una campana y una melodía interpretada por un quinteto de viento.
Gran cantidad de público se congregó durante todo el recorrido procesional manteniendo un rotundo silencio y mucho respeto ante el paso del desfile. El Cristo desfiló acompañado por los Padres Franciscanos, miembros de su Hermandad, representantes de los grupos municipales, representantes de Hermandades y Cofradías de la Ciudad y devotos.