El presidente de la Diputación, Nemesio de Lara, ha inaugurado esta tarde en Almagro el IV Encuentro Internacional sobre el programa «La llegada del otro al imaginario de la infancia y de la adolescencia», al que asisten, reunidos por la Fundación Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo (IITM), coordinadores, profesores y dinamizadores de Francia, Italia, Marruecos y España para debatir y profundizar sobre el respeto a la diversidad y el conocimiento de las distintas realidades culturales.
De Lara, que ha estado acompañado por David Ladra, presidente de la Fundación IITM; por Paloma Mayordomo, directora de la Escuela de Escritores Alonso Quijano; y por Amin Chaoudri, consejero cultural de la embajada de Marruecos, ha agradecido en primer lugar la invitación de la entidad organizadora.
«El otro» que llegó a mi casa se llamaba y se llama Mohamed. Dos años después llegó «la otra», que se llama Lala, que es mi tercera hija, porque tengo dos hijos biológicos. Toda la familia, pero especialmente mis hijos, empezaron a entender la diversidad con la presencia de Lala», ha dicho De Lara para añadir que con esa chiquilla africana entendieron «el pensamiento cooperador de respeto y tolerancia mejor que si hubieran aprendido mil lecciones».
Ha recordado que representa a una institución «que probablemente sea la Administración de España y de Europa que más porcentaje de dinero destina a la cooperación internacional, aproximadamente el 2’5 por ciento de nuestros ingresos ordinarios; es decir, 3’5 veces más que el 0’7 por ciento al que aspiran los organismos internacionales».
Ha hecho referencia De Lara a la frase del periodista y escritor español Eduardo Haro Tecglen: «Sólo hay dos razas en el mundo, dos culturas básicamente, la de los pobres y la de los ricos». «En el mundo siempre habrá un rico envidiado por un pobre, siempre habrá un pobre envidiado por otro más pobre que él, y siempre habrá un rico con miedo de dejar de serlo a manos de un pobre», ha dicho antes de añadir que «inyectar cultura, armonizar unas culturas con otras sobre la base de la competencia, de la usurpación de derechos materiales, anula el sano concepto de cultura como proceso de conocimiento del mundo diverso, del mundo plural en cuanto a religiones, creencias, costumbres, manifestaciones artísticas, todo eso queda anulado cuando en el mundo actual prima lo material por encima de lo cultural».
Ha lamentado que vivismos en un mundo cada vez más dual, asimétrico y polarizante. «Pienso que asistimos a un escenario internacional global donde estamos regresando a la refeudalización del mundo, a la Edad Media del mundo, un grupo pequeño de ricos contra una inmensa mayoría de pobres», ha asegurado.
Estima De Lara que «el otro» cada día está más considerado como un bárbaro invasor, como si estuviéramos recuperando a Jean Paul Sartre cuando comentaba que «el infierno son los otros». Y ha recordado al escritor español Vázquez Montabán, quien un día, según ha dicho, escribió en un artículo «casi revelador y para mi premonitorio» que «la caída del muro de Berlín ha servido para hacer más altos los muros de las mezquitas, para hacer más altos los muros de las sinagogas y para hacer más altos los muros de las catedrales».
En opinión del presidente de la Diputación, la situación actual da pie a que algunos sociólogos hablen del concepto identidad-prisión. «El miedo al cambio, el sentido de encierro provocado por uno mismo está hoy más acentuado que nunca, es como si la gente dijera: mi prisión confortable donde más a gusto me encuentro es mi religión, mi nacionalismo, mi raza, mi sentido equivocado del patriotismo», ha afirmado.
Ha continuado De Lara diciendo que un día leyó una frase que para él es perfecta sobre lo que, a su juicio, es el verdadero patriotismo. Lo ha definido como «el ansia de vivir juntos y en paz unos hombres con otros». Ha explicado que por eso hoy, «que estamos asistiendo a un cambio absoluto de modelo político y de convivencia no sólo en Europa sino también en el mundo, la gente sensibilizada como vosotros tendría que debatir aquí en Almagro sobre planteamientos rompedores».
Cree que la tibieza educativa y la neutralidad pedagógica no son buenas. «Hay que decir gritando, también a los niños y a los adolescentes, que el racismo no es una opinión, es un delito. Hay que decirles que todos somos acreedores del derecho a la ciudadanía universal, hay que decirles que el mundo no puede acabar convertido como dice Eduardo Galeano, en un matadero o en un manicomio». Ha añadido que «hay que decirles a los niños y adolescentes que no restan, sino que suman. Hay que decirles que hay que entender el concepto de simpatía en el sentido etimológico griego, que es sentir con el otro, estar cerca de los demás, ser generoso. Hay que decirles que es bueno preferir el nosotros al ellos».
Para De Lara es necesario luchar por una revolución de respeto total. «Hay que exigir la ética del cuidado del otro como principio esencial en la educación pública y aunque, como se ha dicho tantas veces que siempre tiene que educar la tribu entera, frase que hizo popular el catedrático José Antonio Marina, es importantísima la educación de la escuela», ha dicho.
Ha querido dejar claro que educar no es indoctrinar, no es trasmitir valores cerrados, excluyentes, sino que es afanarse por conseguir que el niño piense por sí mismo, sin imposiciones y sin dictados. Educar, a juicio de De Lara, es entender que para trasmitir valores se tiene que ser antes maestro que funcionario. En concreto, se ha referido a valores como la libertad, la generosidad, la tolerancia y el acogimiento universal.
También ha pronunciado De Lara durante su intervención una frase que fue escrita del siglo XII por el filósofo y poeta Ibn Arabi «absolutamente preciosa que encaja perfectamente en este encuentro: Mi corazón lo contiene todo, una pradera donde pastan las gacelas, un convento de monjes cristianos, un templo para ídolos, la cava del peregrino, el rollo de la Torah y el libro del Corán». «Ese es el ideal, quizás sea una utopía pero mientras haya gente como ustedes que creen en la utopía, la esperanza no estará perdida del todo», ha concluido De Lara.
Con el programa «La llegada del otro al imaginario de la infancia y de la adolescencia» se propone fomentar el reconocimiento y el respeto a la diversidad en el marco de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de los textos fundacionales de Naciones Unidas y la UNESCO, contribuyendo así a la construcción de una cultura de paz mediante el ofrecimiento a profesores y alumnos de herramientas que hagan posible el diálogo de la diversidad.
El programa permite afrontar, por ejemplo, el problema del acoso escolar derivado del menosprecio agresivo hacia alumnos y alumnas consideradas, por muy diversas causas, «diferentes». Se pretende estimular la participación de los escolares y fomentar la creatividad y el ejercicio crítico a través de un conjunto de experiencias complementarias entre sí, que incluyen la información, la reflexión, el debate, la ficción literaria, el viaje, la improvisación teatral, la narración oral y otras expresiones artísticas.
«La llegada del otro al imaginario de la infancia y de la adolescencia» es un programa que nació hace doce años con la finalidad de dar a conocer las distintas realidades culturales y también para alentar la aparición de diversas vías que lleven a su convivencia.