El invierno es una época delicada para la piel debido a factores como el frío, el aire, la falta de humedad y los contrastes de temperatura. Estos factores pueden causar sequedad y un envejecimiento prematuro de la piel si esta no se protege correctamente.
¿Qué ocurre en nuestra piel con el frío?
Con el frío, en nuestra piel se produce una vasoconstricción, nuestro cuerpo que es muy sabio necesita mantener su temperatura corporal. Para ello disminuye la sangre que llega a la superficie y así evita la pérdida de calor, el efecto negativo que esto produce en nuestra piel es que al llegar menos sangre, hay una disminución del aporte de nutrientes esenciales.
Por otra parte, la barrera de nuestra piel se altera, por lo que se deshidrata y pierde esa capa lipídica tan necesaria para su buen funcionamiento.
Al llegar menos nutrientes disminuye la síntesis de colágeno y elastina necesarios para conservar la firmeza y elasticidad de nuestra piel, y al verse alterada nuestra barrera cutánea notaremos sensación de sequedad, tirantez, picor… y con la falta de hidratación empezarán a salirnos estas escamas características de la piel seca.
Esto ocurre en todo tipo de pieles independientemente de la piel que tengamos, si bien es cierto que es mucho más acusado en bebés, ancianos, pieles atópicas, sensibles, con rosácea…es decir aquellas pieles que tienen en cierto modo alterada la barrera cutánea.
Si no está alterada, las calefacciones, los cambios bruscos de temperatura, al igual que las limpiezas con agua excesivamente caliente nos perjudican, porque los capilares se contraen por el frío, y bruscamente se dilatan con el calor. Por lo que los cambios bruscos, además de secar nuestra piel y arrugarla, puede fragilizar los capilares y romperse dando lugar a esas venitas que se marcan en nuestra cara, la cuperosis que ya permanecerán para siempre.
¿Qué rutina es recomendable para evitar los efectos del frío en la piel?
En primer lugar, se deben utilizar productos que regeneran la barrera de nuestra piel, cremas ricas en ceramidas y lípidos. El ácido hialurónico para hidratarla y transformadores epidérmicos para retexturizarla y mejorarla, retinoides, hidroxiácidos…
Y por supuesto, olvidar factores de crecimiento, para poder sintetizar ese colágeno y elastina por esa falta de nutrición para evitar la flaccidez en nuestra piel.
Las texturas más enriquecidas serán recomendables para aportar un confort extra a nuestra piel y es un buen momento para tomar colágeno y Magnesio vía oral.
Otras recomendaciones
No debemos olvidarnos de beber mucha agua, aunque nuestro cuerpo no nos lo pida como en verano, el agua es muy necesaria también en esta época del año para mantener la piel bien hidratada
Tanto las limpiezas faciales como las de nuestro cuerpo serán siempre con agua tibia.
En cuanto a las zonas más expuestas al frío, tendremos que darles una hidratación extra a nuestros labios, nariz y manos para evitar grietas.
Y como siempre, la recomendación de un buen protector solar, aunque llueva, porque como ya sabéis el sol es el principal causante del envejecimiento de nuestra piel.
María Grajera Pando
Farmacéutica comunitaria Ciudad Real