El calendario apura sus últimas horas y con ello llega el momento de mirar atrás y comprender la magnitud de lo vivido. Si hay un nombre propio dentro del deporte daimieleño en este 2025, ese ha sido sin duda el del Daimiel Racing Club. Un año que comenzó con ilusión, continuó con un playoff de infarto y terminó, como pocos podrían haber imaginado, con el equipo convertido en una de las sensaciones de la Preferente castellano-manchega.
Todavía está fresco en la memoria aquel mes de junio, cuando el ascenso volvió a teñir de alegría a la localidad ciudadrealeña. Tras el empate a uno en el Municipal ante el Hellín CF, la eliminatoria viajaba hasta tierras albaceteñas para un partido decisivo que aguantó la respiración de una población entera. El conjunto dirigido por Jesús Vicente, fiel a su identidad de competitividad y entereza, firmó un 0-1 memorable gracias al tanto de Alejandro Biendicho en el minuto 54, desatando la locura en el banquillo y entre una afición que se desplazó para vivir la historia en primera persona.
El ascenso no fue fruto del azar. El Daimiel Racing Club llegó al playoff tras una temporada regular impecable, cerrando la fase liguera como tercer clasificado con 59 puntos, 17 victorias, 8 empates y tan solo 5 derrotas. Una fiabilidad competitiva que explicaba por sí misma que aquel salto de categoría era merecido, trabajado y asumido como una responsabilidad colectiva.
Y así, el verano dio paso a un otoño donde las exigencias crecieron y donde muchos situaban al Daimiel entre los candidatos a sufrir para adaptarse a la Preferente. Sin embargo, la respuesta del equipo fue todo lo contrario. Con orden, ambición y el liderazgo de Jesús Vicente desde la banda, el Daimiel ha firmado una primera vuelta sobresaliente y cierra el año como quinto clasificado del Grupo I con 26 puntos, a solo seis del sueño mayúsculo: el playoff de ascenso a Tercera RFEF.
Una trayectoria que habla del mérito deportivo, pero también de la conexión emocional que el club ha logrado reconstruir con su afición, que ha vuelto al Municipal Nuestra Señora del Carmen con ilusión, orgullosa de un proyecto que no solo compite, sino que emociona.
Desde la épica de Hellín hasta el presente liguero, Daimiel guarda un 2025 para enmarcar y abre la puerta a un 2026 cargado de posibilidades.




































































