Hace un año, muchos vecinos de esta ciudad acudieron al salón de Plenos de Alcázar para informarse bien de qué consistía esa moción y para mostrar su oposición a esa propuesta.
Aquello sirvió para que el equipo de gobierno congelase sus intenciones de crear el observatorio, y llevar a efecto otras medidas.
En este año hemos visto a un gobierno municipal muy disperso en el tema que afecta a la tradición y la cultura religiosa de esta ciudad, ya que han desmerecido con su ausencia a unas cofradías frente a otras por el hecho de acudir a unos actos religiosos y a otros no. Lo que les ha conducido a un sinsentido que sólo ha ridiculizado la postura antireligiosa de un gobierno apartado de sus vecinos.
En mi consideración de edil, y por confianza del resto de mis compañeros, defendí que era innecesaria esa moción porque esta ciudad se asentaba en un entendimiento interreligioso de nuestros antepasados que compatibilizaron sus creencias conforme se aprecian en los vestigios que existen en la parroquia de Santa María.
Pero defendí que nuestro Estado no tiene la consideración de laico, sino de aconfesional, que permite la cooperación de las instituciones públicas con todas las religiones, frente al laicismo que es la imposición de la negación del ámbito religioso, es decir, que el laicismo es un ataque a la libertad religiosa, y que lo más llamativo está en cómo un gobierno que se llama «progresista» sólo persigue atacar la libertad religiosa, cuando lo más importante es que cada vecino ejerza con libertad sus manifestaciones religiosas, pero también las culturales, políticas o de cualquier aspecto.
En la misma condición con la que me refería antes, con la de concejal, seguiré comprometido con esa libertad religiosa, asentada en la cooperación con todas las religiones, para que la tradición de fe que hemos recibido sea mantenida en libertad.
Se puede ver el debate al respecto en sesión plenaria a partir del 6:28:33