
Diecisiete, San Antón,
el veinte, San Sebastián,
y las tortas en sartén
que friyéndose están.
(j.m./2018)
Santos Viejos, también llamados Santos Frioleros que nos llevan a rememorar tiempos pasados al amor de la lumbre. Dichos, coplas y chascarrillos que se airean como las chispas y bollíscas de luminarias y hogueras purificadoras en honor de los santos y como protección de la casa y de cuantos en ella habitan, personas y bestias, animales todos.
En Alcázar de San Juan, cada barrio celebra su festividad.
Santa María saca a San Antón.
Santa Quiteria saca o sube a San Sebastián (el Santo, o Santo Bastián)
A decir del alcazareño y folclorista, «Reces»…
San Antón es un francés
que de Francia a España vino
y lo que lleva a sus pies,
San Antón, es un gorrino.
La Camerata Cervantina, alcazareña, recoge coplas a San Antón, comenzando con la célebre…
San Antón como es tan viejo
tiene barbas de conejo
y su tía Catalina
tiene barbas de gallina.
Y entre unas y otras, hace pocos días recogí una versión de la copleja… «San Antón hació gachas…
San Antón hizo unas gachas
y convidó a sus muchachas
y cuando las tuvo hartas
les dio con el cucharón,
pón, pón, pón,…
Otra, (copio literalmente del almanaque de la tradición) que trae el propio Blas Antonio de Ceballos para explicar un milagro sucedido a un propietario de un molino de pólvora de Alcázar de San Juan, a quien el santo «castigó» con una tremenda explosión un año por haber descuidado el arreglo de su ermita, venía a incidir en ese tono de ironía:
San Antón tiene jurado,
por vida de su cochino,
que si no le hacen la fiesta,
vuelve a volar el molino.
Más cercano, hoy mismo y mañana, «el Santo», como se le conoce en Alcázar y los caballos, caballistas y el arroz y gallo muerto, doméstico y con visos de externizarlo como demostración gastrónomica callejera por peñas, cuadrillas y asociaciones, en ello están los Coros y Danzas de Alcázar, la hermandad y cuantos participan.
También he recogido hace unos días…
Si para San Sebastián llueve,
arroz y saura (asadura),
y si no llueve,
arroz y gallo muerto.
Y una variante de otra copla que recogí hace años…
A San Sebastián le han hecho
de tablas una garita
y ahora le falta la gorra
para hacerse consumista.
Los más escépticos repetirán el chascarrillo aquel del hombre que identificó al Santo en el nicho de la iglesia y descubrió que estaba hecho del mismo material que el pesebre de su cuadra…
¡Quién te conoció ciruelo,
hermoso San Sebastián,
del pesebre de mi burro
eres hermano carnal!
¡En mi huerto te críaste,
frutos yo cogí de ti,
los milagros que tú hagas
que me los claven a mi.!
De la misma forma que, repite, cada año, el mismo dicho, la misma sentencia, oída a sus mayores y que ahora transmite por doquier, nuestra Pilar, Maldonado, Pilar.
San Antón, viejo y gruñón,
deja las mozas en un rincón,
y San Sebastián, joven y galán,
las saca a pasear.
Pues eso, entre rincón y paseo, tortas en sartén con chocolate y arroz y gallo muerto.
¡Que siente bien, que aproveche y que no salga por donde entre!