Las pesquisas comenzaron después de que la víctima, que regenta un establecimiento hostelero en Toledo, denunciara en Comisaría que con una de sus tarjetas se habían realizado cuatro reintegros fraudulentos de 300 euros en distintos cajeros automáticos.
Igualmente, se había intentado efectuar otro por valor de 600 euros, que no pudo culminarse por superar el límite diario, ha informado la Delegación del Gobierno en nota de prensa.
Gracias a las gestiones de los investigadores pudo identificarse a la persona responsable de estas extracciones, resultando ser una trabajadora del establecimiento que regenta la víctima y que, además de la propia tarjeta de débito, se había apoderado también de una hoja en la que estaba anotado el código PIN y que el denunciante escondía dentro de una libreta que portaba en una mochila.