Cargando...Dados los problemas sociales y medioambientales actuales y futuros, la tendencia en la agricultura ha girado hacia formas de gestión que incrementen el rendimiento de los cultivos y sean respetuosas con el medio ambiente. La agricultura sostenible es la respuesta a esta necesidad, utilizando estrategias que difieren radicalmente de la agricultura tradicional, como obtener beneficios a largo plazo, priorizar la calidad de vida de los agricultores y la comunidad y realizar una gestión del agua y la tierra pensando en el planeta y las generaciones venideras.
Además de esto, los consumidores han adquirido conciencia en los últimos años respecto al origen de los productos, prefiriendo entre 2 unidades del mismo producto aquella que ha sido cultivada de forma ecológica y/o es producto de proximidad. Ante este nuevo rumbo en el consumo, los agricultores y ganaderos reconocen los beneficios de implementar esta idea en su negocio.
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Planificación de la explotación
El primer paso para ello es, obviamente, planificar: qué tipo(s) de cultivos quiere producir en su granja, qué métodos y técnicas de cultivo piensa aplicar y si tiene suficiente espacio para lo que tiene planeado. Cada tipo de cultivo (cereales, hierbas, hortalizas…) requiere de información concreta en lo que respecta a su crecimiento, necesidades y tratamiento, por ello es una buena idea buscar esa información y ver si tiene a su disposición todo lo necesario para que las plantas prosperen.
Salvo que la idea sea una granja autosostenible, en función del presupuesto disponible es necesario elaborar un plan de negocio. Sin incluir maquinaria y equipamiento, el coste inicial de poner una granja en funcionamiento requiere de, al menos, 5.000€; también debe tener en cuenta el tamaño, por si necesita contratar gente que ayude a sacar el trabajo adelante, aunque siempre puede intentar solicitar una subvención. Entre las consideraciones principales de este paso están: la evaluación del riesgo, identificar riesgos potenciales y la mejor manera de mitigarlos; demanda de producción, buscando oportunidades de mercado y analizando la cantidad necesaria a producir si planea vender el producto; estimación de ingresos y gastos, calculando si el negocio será rentable en función de las estimaciones; y métodos de comercialización, evaluando cuál es la mejor manera de vender y a través de qué canales.
Poner en marcha el plan de producción es algo que debe hacerse sólo cuando la estrategia de negocio está clara. Un plan de producción adecuado tiene en cuenta aspectos como el lugar y el clima, el tipo de suelo de la granja, las fuentes de agua disponibles o las mejores condiciones para los cultivos. Asimismo, debe evaluar la necesidad de mano de obra o posibles expansiones de terreno si así lo requiere la situación.
Por último, y una vez la granja esté funcionando, es necesario crear un sistema de gestión que ayude a tener el control de lo que sucede. Si es una granja pequeña no necesitará algo complicado, pero si la granja es bastante grande deberá encontrar un sistema que le ayude a hacer un seguimiento de las tareas de campo, los insumos disponibles, la contabilidad, etc. No olvide revisar los objetivos que tenía previstos cada año y pensar si hace falta reevaluar la(s) idea(s) que tenía en mente. Esto no significa un fracaso, dirigir una granja sostenible requiere mucho trabajo e implicación y es mejor reajustar cuando todavía hay tiempo para corregir que terminar por cerrar la granja porque no ha cambiado nada.
Consejos iniciales y establecimiento de metas y objetivos
Comenzar un negocio sostenible implica una mayor dificultad inicial y un mayor beneficio, eso sí, a largo plazo. Teniendo en cuenta esa dificultad, le aconsejamos que intente visitar otras explotaciones cercanas donde se realiza agricultura sostenible, hable con los dueños y tome nota de los consejos que puedan ofrecerle antes de empezar en su granja. Al principio es mejor apoyarse en estrategias y cultivos que se sabe que funcionan y dejar la experimentación para más adelante, cuando ya domine bien los conceptos básicos.
Diversificar la actividad agrícola es una buena manera de minimizar riesgos, pues diferentes cultivos tienen diferentes niveles de resistencia según el problema (falta de agua, plagas y enfermedades, maleza, etc.). Tenga en cuenta que los errores son inevitables y tarde o temprano puede surgir algún contratiempo, no se desanime e intente aprender de ellos para que estos no se repitan en el futuro.
Respecto a las metas y objetivos, fije una meta general y después establezca distintos objetivos intermedios que sean medibles, para evaluar si ha habido éxito a la hora de cumplirlos o no. No olvide que, para conseguir las metas y objetivos con los que sueña, pueden pasar varios años hasta lograrlo, la clave está en tener paciencia y trabajar de forma constante.
