Quintanar de la Orden vivió en la tarde del sábado 12 de abril uno de los momentos más entrañables de su Semana Santa con la celebración de la tradicional Procesión del Sábado de Pasión, popularmente conocida como la “Procesión de los Niños y Jóvenes”. Este acto, ya consolidado en el calendario litúrgico local, refleja el compromiso y la devoción de las nuevas generaciones cofrades.
La procesión, que partió desde la Parroquia de Santiago de la Espada, recorrió diversas calles de la localidad antes de regresar al templo parroquial. Se trata de un desfile cargado de simbolismo, donde decenas de niños y jóvenes pertenecientes a las diferentes cofradías quintanareñas portan con esmero y solemnidad las imágenes titulares de sus hermandades.
El cortejo se abrió con la Cruz y Ciriales, seguida por el estandarte de la Junta de Cofradías, marcando el inicio oficial del acto. Tras ellos, procesionaron las imágenes de Santa Marta, el Santísimo Niño del Remedio, Jesús de Medinaceli, Jesús Nazareno, el Santo Descendimiento, la Virgen de las Angustias, las Tres Marías, la Cruz Desnuda, el Santo Sepulcro y la Virgen de la Soledad, todas llevadas a hombros por los más pequeños.
Numerosas autoridades religiosas, civiles y militares participaron en la procesión, entre ellos varios miembros de la Corporación Municipal, respaldando así una cita que va más allá de lo religioso y que se ha convertido en una verdadera manifestación de identidad local.
El acompañamiento musical corrió a cargo de la Banda de Cornetas y Tambores San Joaquín y Santa Ana, así como de la Asociación Musical Cristo de la Humildad, que pusieron banda sonora al recorrido con emotivas marchas procesionales.
Uno de los momentos más aplaudidos se vivió a la llegada al templo parroquial, cuando los pequeños costaleros realizaron las tradicionales “levantás”, bailaron las imágenes y, con notable destreza, se atrevieron incluso a pasarlas de espaldas, provocando la ovación del público congregado.
Con este acto, Quintanar de la Orden continúa una Semana Santa marcada por la fe, la tradición y una creciente implicación de las generaciones más jóvenes, que ya esperan con entusiasmo las próximas procesiones.