Lo que comenzó con “dos pares de pladur y cuatro estanterías” en plena pandemia, se ha convertido hoy en La Fábrica Cash Covirán, una línea de negocio en auge dentro de la empresa La Criptanense. Así lo cuenta Andrés Simón, gerente de la empresa, quien asegura que reinventarse durante la crisis sanitaria mientras trabajaba en la antigua nave de la calle Zorrilla en Campo de Criptana fue lo mejor que pudo hacer.
“La verdad que empezó a funcionar, no pensaba que iba a tener una respuesta tan rápida y buena por parte de los clientes”, recuerda. La clientela respondió con entusiasmo a la propuesta de un pequeño supermercado, lo que llevó a la empresa a trasladarse a una nave más amplia en el polígono, ampliando también el concepto de tienda.
Durante un tiempo convivieron los dos espacios: la nave nueva y la tienda original. “Fue al cabo de un año, o catorce meses, cuando nos cambiamos completamente a la nave”, señala Simón. El motivo principal fue el crecimiento de la clientela y la necesidad de un espacio que permitiera dar un mejor servicio: “Nos quedábamos pequeños, la demanda nos exigía el cambio”.
La aceptación por parte del vecindario de Campo de Criptana ha sido muy buena. Aunque algunos dudaban inicialmente de la viabilidad del proyecto, especialmente por la ubicación, el tiempo ha dado la razón a los impulsores de La Fábrica. Un pequeño estudio previo reveló que muchos clientes ya acudían en coche a la tienda original, por lo que el traslado al polígono no supuso una barrera.
Precios, cercanía y servicio a domicilio: las claves
Entre los elementos diferenciadores de La Fábrica Cash Covirán respecto a otros supermercados de la zona, Simón destaca “la cercanía con el cliente, los precios agresivos y el servicio a domicilio”. Este último se ha convertido en un valor añadido muy bien recibido por la clientela: los clientes hacen la compra en tienda, y un trabajador de la empresa la reparte a domicilio, incluso con productos refrigerados si lo requieren.
En cuanto a las secciones más demandadas, destaca la bebida, seguida de la fruta y la droguería. Además, la empresa apuesta por la formación continua de sus empleados. “Todos los años tienen cursos, tanto los del almacén como los de tienda, para mejorar el trato al cliente y saber cómo testar al público”, explica.
Aunque Andrés admite que no lleva directamente el área tecnológica, reconoce la importancia creciente del uso de la aplicación móvil y la tarjeta de fidelidad. Los clientes pueden acceder a descuentos, participar en sorteos mensuales de viajes o electrodomésticos y consultar horarios y ofertas.
Compromiso con el producto local y el empleo
Una de las condiciones que impulsaron a Simón a elegir la marca Covirán fue la posibilidad de integrar productos de la localidad, algo que no todas las cadenas permiten. “Nos dejan margen para meter vinos de las cooperativas, quesos y carnes del pueblo. Siempre nos volcamos con el producto local”, afirma.
Además, el crecimiento de La Fábrica ha repercutido directamente en el empleo. De los nueve trabajadores iniciales, han pasado a contar actualmente con catorce empleados.
Respecto al futuro, Andrés Simón asegura que el supermercado actual se mantendrá tal y como está, pero que sí contemplan ampliar el comercio a otras localidades, pero por el momento continuar conforme están.
En cuanto a su visión sobre el comercio de proximidad en Campo de Criptana, se muestra satisfecho con la respuesta del pueblo: “Siempre que hemos hecho algo, el pueblo ha respondido. Sabemos que hay competencia, pero la gente valora lo nuestro”.
El horario del supermercado es de lunes a viernes de 9:00 a 14:00 y de 17:00 a 21:00; los fines de semana, de 9:00 a 14:00. Por ahora no cuentan con tienda online, pero sí con aplicación móvil informativa.
Como novedad, Simón apunta la reciente instalación de placas solares, apostando así por la sostenibilidad y el ahorro energético.