Soriano, en la reunión que mantuvo con el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, el pasado 25 de enero, ya expresó esta petición, “para poder mantener la actividad de los cotos intensivos, que genera de forma indirecta salarios e ingresos en las poblaciones donde se encuentra esta especie”.
La trucha arco-iris es una especie que, en los tramos donde se introduce, no es invasora ni pone en peligro la propia biodiversidad, pues se trata de ejemplares estériles que no se reproducen.
Prohibir las sueltas de la trucha arco-iris supondría cerrar casi todos los cotos intensivos de pesca de la región y también un gran perjuicio económico para las piscifactorías, cuya producción fundamental se basa en la demanda de esta especie por parte de los cotos intensivos de pesca.
Por otro lado, la pesca de la trucha arco-iris es una actividad deportiva muy extendida, sobre todo en la provincia de Cuenca, donde acuden muchos pescadores, generando riqueza a las zonas más despobladas de la región.
De esta forma, el Gobierno establecerá, de forma consensuada con las administraciones autonómicas competentes, un nuevo marco regulador que refuerce el control y la erradicación de las especies exóticas invasoras que supongan una amenaza grave para el medio natural, en sintonía con el respeto a las actividades económicas y tradicionales como la caza y la pesca.