Empieza septiembre y es un buen momento para retomar las rutinas o empezar establecer nuevos hábitos que se convertirán en rutinas nuevas. Para todos los que tengamos hijos en edad escolar, septiembre es “la vuelta a la normalidad”.
Hoy vamos a hablar de temas que preocupan a los padres y por los que consultan en la farmacia estos días.
Alimentación
“Somos lo que comemos” dijo un filósofo alemán. Nuestro plato de comida debe estar basada en alimentos naturales, poco o nada procesados, donde la mitad del plato sea de verdura en comida y cena (cuántos más colores, mejor), un cuarto del plato compuesto por proteína magra natural, y el otro cuarto del plato compuesto por carbohidratos de bajo índice glucémico (legumbres, arroz integral, quinoa, harinas integrales de centeno, espelta, trigo sarraceno).
El bajo índice glucémico significa que estos carbohidratos van a tardar más en ser digeridos y por lo tanto el pico de glucemia (de azúcar en sangre) será menor y más lento su ascenso. Esto es importante porque nos va a ayudar a controlar los niveles de glucemia en sangre y por lo tanto de insulina, también nos va a ayudar a un buen y mejor funcionamiento del tránsito intestinal (ya que son ricos en fibra), nos va a prolongar la sensación de saciedad y evitar atracones en la próxima comida. Además de reducir la inflamación relacionada al consumo de hidratos de carbono refinados.
Es muy importante que la grasa que acompañe a nuestros platos sea grasa buena, es decir, de origen vegetal y no saturadas.
En cuanto al tamaño de las raciones, deben ser proporcionales a la edad. Por ejemplo. un filete debe ser aproximadamente del tamaño de la mano del comensal. La mano de un niño de 6 años no es igual a la de un adulto.
Se debe beber SIEMPRE agua, y evitar el sedentarismo adaptando el ejercicio a la edad de la persona y a su condición física.
Piojos
Otro de los temas que nos consultáis mucho con la vuelta al cole es la pediculosis.
No es una enfermedad grave, pero sí muy contagiosa, tediosa y con elevada incidencia en la edad escolar. No está relacionada con la falta de higiene, todo lo contrario. NO VUELAN, NI SALTAN. Los piojos se transmiten por contacto directo cabeza-cabeza o por objetos que se ponen en la cabeza y se comparten. Es preferible tratar cuando tengamos piojos, más que evitar su contagio. Un brote en el colegio o la confirmación de una infestación en un niño debe comunicarse siempre para poner sobre aviso a los padres de los demás compañeros. EL TRATAMIENTO ES MÁS EFICAZ SI TODOS ESTAMOS ALERTA Y TRATAMOS A LA VEZ. Es aconsejable revisar disfraces, juguetes, peines de las clases de los niños más pequeños del cole o de la guarde. Y NO ES MOTIVO DE ABSENTISMO ESCOLAR.
En cuanto al tratamiento más eficaz, pregunta a tu farmacéutica, que sabrá cuál aconsejarte en función de la edad. Y revisar las cabezas de todos los miembros de la familia.
La piel
La piel ha estado todo el verano más expuesta al sol, cloro de las piscinas, salitre, insecto, etc. Todo esto puede alterar la función barrera de la piel y causar en mayor o menor medida, deshidratación, manchas, quemaduras solares, enrojecimiento, eccemas y algunas infecciones. La vuelta a la rutina es un buen momento para valorar el estado de la piel, y darle lo que necesita para recuperarse de los excesos antes de que llegue el otoño, porque con el cambio de estación se suelen reagudizar algunas afecciones dermatológicas como la psoriasis, la dermatitis atópica y la dermatitis seborreica entre otras.
Las necesidades de la piel tras el verano son higiene adecuada, exfoliación, hidratación, protección solar, regeneración y derivación al dermatólogo ante la presencia de manchas, lunares sospechosos o alteraciones importantes del estado de la piel.
Relacionado con la piel está el pelo. La creencia popular dice que con la llegada del otoño “se cae la hoja”, haciendo referencia a la mayor pérdida de pelo en esta estación. El pelo tiene un ciclo de vida que es el que es. Lo que ocurre es que la vuelta a las rutinas, los horarios, el trabajo, colegio, etc, nos estresa y ese estrés es el que favorece la caída del cabello porque acelera el ciclo de vida del cabello. A parte, de que en verano, nos relajamos y nos observamos menos. Hay que descartar siempre que la pérdida capilar no se deba un déficit de vitaminas o de minerales, o que la caída de cabello no se deba a una alteración hormonal. Para ello, lo tendría que valorar un dermatólogo. Y por supuesto, revisar nuestra alimentación y alejar todo lo que podamos el estrés de nuestras vidas.
En resumen, afrontemos el nuevo curso con buena alimentación, ejercicio y hábitos de vida saludable.
Laura Mateos Grande
Farmacéutica comunitaria de Tomelloso
Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ciudad Real