Comienza la primavera, y con ella los estornudos, el picor de ojos y el moqueo. Han llegado las alergias.
La alergia es una respuesta exagerada del sistema inmunitario de algunas personas a ciertas sustancias que reciben el nombre de alérgenos que en el caso de las alergias primaverales son los distintos tipos de polen.
En la primavera se producen más reacciones alérgicas debido a que es el momento en el que muchas plantas producen el polen que queda suspendido en la atmosfera. Se estima que un 15% de la población de los países desarrollados sufre alergia primaveral. En España, los responsables del mayor número de alergias por polen son los árboles como el roble, el olmo, el plátano o el olivo.
El tratamiento de las alergias primaverales se basa en tres pilares:
Lo primero es la evitación del alérgeno, el polen, adoptando una serie de medidas: utilizar mascarilla y gafas de sol cuando se va a salir a la calle, mantener las ventanas cerradas tanto en casa como las del coche cuando se viaja, disminuir las actividades al aire libre sobre todo en los días de viento y cuando la polinización es alta.
El segundo pilar es el tratamiento farmacológico. Se trata de medicamentos que alivian los síntomas, pero no curan la enfermedad. Los medicamentos más utilizados para tratar las alergias son los antihistamínicos, que cuando son administrados por vía oral, nasal o en forma de colirios, alivian los estornudos, el picor de ojos y la rinorrea.
Por último, está la inmunoterapia con alérgenos que el único tratamiento capaz de modificar la evolución natural de las enfermedades alérgicas.
La inmunoterapia con alérgenos consiste en administrar cantidades gradualmente crecientes de un extracto alergénico a un paciente alérgico para mejorar su sintomatología.
La administración de la vacuna antialérgica hace que se desarrolle una tolerancia a los alérgenos administrados, que tiene como consecuencia una disminución o desaparición de la sintomatología del paciente de forma que se hace menos necesario la utilización de la medicación de control.
¿Cómo nos administramos la vacuna?
Las vacunas antialérgicas pueden administrarse tanto por vía subcutánea como sublingual, y normalmente se hace en dos fases: iniciación, en la que se van subiendo progresivamente las dosis y mantenimiento, en la que las dosis son fijas.
Las vacunas inyectadas, deben ponerse siempre por personal entrenado y en un centro médico que tenga el material adecuado para tratar cualquier posible reacción adversa.
En cuanto al momento de la administración, pueden administrarse durante todo el año o interrumpirse antes de la primavera. Es una decisión que depende siempre del especialista que las prescribe.
Duración de un tratamiento antialérgico
Respecto a la duración del tratamiento, aunque es posible obtener un beneficio terapéutico en el primer año de tratamiento, cuanto más se mantenga, mayor será la eficacia. Se ha establecido que un ciclo de 3 a 5 años suele ser adecuado. Hay estudios que dicen que una duración de tratamiento inferior a 3 años se asocia con una mayor posibilidad de recaídas tras suspender la vacuna.
Las vacunas de alergia son productos que pueden alterarse con cierta facilidad si no se conservan adecuadamente. Se conservan en el frigorífico entre 4-6 grados, lejos de los alimentos y aisladas de olores y vapores.
Si una vacuna de la alergia se ha congelado, se debe desechar y proceder sustituir por otra. En el caso de que no haya estado conservada a la temperatura adecuada puede no estar garantizada la seguridad ni la eficacia de la vacuna
Y si tiene alguna duda sobre su tratamiento, consulte a su farmacéutico
Sagrario Pérez de Agreda Galiano
Farmacéutica Adjunta Centro de Información del Medicamento