Gran expectación generaron ayer las ponencias enmarcadas en la octava edición de las Jornadas de Historia de Daimiel. En esta ocasión, los historiadores José Manuel López López y Juan Vidal Gago profundizaron en la evolución de los nombres de las calles daimieleñas que recibieron significación política durante la dictadura franquista, así como en cuál fue el recorrido de la educación secundaria en Daimiel durante el siglo XIX.
Personas de todas las edades acudieron a la cita que dio comienzo, como cada viernes, a las 19:00 horas, y que contó con la presencia de la responsable del área de Cultura en el Ayuntamiento de Daimiel, Lourdes Rodríguez de Guzmán, y del director del Museo Comarcal, Diego Clemente Espinosa.
Historia del callejero de Daimiel
El trabajo realizado por José Manuel López permitió a los presentes conocer un poco más acerca del callejero daimieleño y profundizar en las razones políticas que, durante la dictadura, llevaron a la localidad a elegir para sus calles ciertos nombres, unas veces en recuerdo a los caídos, otras como reconocimiento a la labor realizada por sus protagonistas, otras por motivos religiosos, o el afán por resaltar algunos parajes daimieleños en el nombre de calles como Las Tablas o Vega del Azuer.
Asimismo, López quiso dedicar una parte de su ponencia a la reacción de los grupos políticos durante los inicios de apertura democrática y cómo se reflejó en el nombramiento de las calles de la ciudad. Así, recordó cómo en estos años empezaron a surgir peticiones de cambios en el callejero y citó algunos como fue el caso de la Plaza del Generalísimo, para la que la oposición pedía otro nombre como Plaza de España, Plaza de la Constitución, Plaza Mayor o Plaza de Daimiel.
La educación secundaria en el siglo XIX
Por su parte, Juan Vidal Gago expuso un interesante trabajo que comenzó con la presencia de la educación secundaria en Daimiel allá por el siglo XVIII, momento en el que, dijo, “no cualquier lugar la tenía, ni cualquier localidad provincial” debido, principalmente, a la expulsión, por parte de Carlos III, de todos los jesuitas en el año 1767. “A pesar de esto -dijo- la enseñanza se mantiene en Daimiel en las denominadas ‘escuelas de la trinidad’ o ‘cátedras de gramática’, que eran estudios centrados principalmente en el latín y en la gramática y que eran indispensables para poder emprender una carrera universitaria”, explicó.
En su recorrido a través de esta enseñanza durante el siglo XIX, Vidal Gago destacó algunos momentos importantes, como la desaparición de la educación secundaria en Daimiel en los años centrales de esta centuria y su reaparición posterior en 1875, momento en el que abre las puertas el Colegio Técnico de San Fernando, que en esos años dirigía Juan Almeida, así como la posterior apertura del Colegio San José, dirigido por José Silvestre.
Precisamente, quiso leer un artículo de prensa que destacaba la labor ejemplar del Colegio San José que, dijo, llegó a convertirse en una referencia en toda la provincia. “¿Por qué Alcázar, Almadén y Valdepeñas no se miran en el ejemplo de Daimiel y favorecen y fomentan sus colegios de segunda enseñanza?” rezaba el mencionado artículo donde quedaba patente el momento de esplendor de la educación secundaria en la ciudad durante esos años.
Las VIII Jornadas de Historia de Daimiel continuarán celebrándose en el Museo Comarcal cada viernes, hasta el 29 de noviembre, con ponencias acerca del pasado de la ciudad. En concreto, el próximo viernes, 15 de noviembre, David Martín López analizará la documentación del archivo jesuita de Daimiel en 1767, mientras que Carmen P. Sánchez Gutiérrez y Alberto Celis Pozuelo hablarán del molino de Griñón como un elemento del patrimonio hidráulico del Guadiana en riesgo. Finalmente, María Asunción García Consuegra López Menchero profundizará en la historia del Teatro Ayala.